Hay una tendencia en la construcción de edificios a incorporar los llamados «tejados fríos», que mejoran notablemente la eficacia energética de los edificios y su capacidad de ahorro de energía. Los tejados fríos son los que están hechos para mantener bajas las temperaturas de su superficie cuando el sol los atraviesa. 

La principal fuente de acumulación de calor en los tejados es la luz solar.
La mayoría de los tejados convencionales pueden calentarse hasta casi 70ºC y absorben el 90% de la radiación solar incidente.
Debido a la mayor transferencia de calor al interior del edificio provocada por estas altas temperaturas de la superficie del tejado, el consumo energético de los equipos de aire acondicionado ha aumentado.
En cambio, los tejados fríos reducen la temperatura del tejado y la demanda de aire acondicionado en el interior al absorber menos del 50% de la radiación solar incidente.

Las siguientes ventajas se derivan del uso de techos fríos:
– Reduce los costes energéticos.
– Aumenta el confort térmico en estancias sin aire acondicionado.
– Como los materiales sufren menos choques térmicos, aumenta la vida útil del tejado al bajar la temperatura que soporta.

Superficies sobre las que se puede aplicar:

– Hormigón, mortero de cemento, ladrillo de barro, madera, mármol poroso, granito abujardado, tablero de aglomerado (necesario aplicar la primera mano diluida con  10-15% de agua).

– Acero pintado (previa prueba de compatibilidad)

– Cartón 

– Chapa galvanizada 

– Fibra de poliéster, casetas de terneros, etc.